Una nueva Constitución con vocación de integridad
La corrupción en sus diferentes formas, tanto pública como privada, ha sido fuente de inequidad, desigualdad y abusos en todos los tiempos.
¿Es inevitable entonces?
Estamos convencidos que al menos podemos como sociedad organizada ubicarla en el lugar que le corresponde: en la celda del desprecio constitucionalizado.